16 de noviembre de 2025
Violencia extremista
16 de noviembre de 2025
Violencia extremista
Las llamadas de la extrema izquierda a la violencia contra aquellos a quienes denominan "fascistas", cada vez con mayor frecuencia, reflejan el nerviosismo galopante que impregna toda esa amalgama de siglas que los contemplan. Al margen de que como izquierdistas, llevan el matonismo en su ADN.
No es casual que tanto Pablo Iglesias como Ione Belarra, dos politiquillos de Podemos que no saben hacer la "o con un canuto", pero con ínfulas totalitarias, hayan expresado literalmente querer salir a "reventar a la derecha" apostando peligrosamente por una estrategia, destinada a pasar por la izquierda, a esa otra sigla de pijerrojerio blandiblú, denominada Sumar, que hasta el momento, más que añadir, no ha hecho sino aumentar el tamaño del sustraendo de militantes y votantes, como consecuencia de las sandeces que Yolanda Díaz repite como un lorito cada vez que se encuentra con un micrófono delante.
La misma Belarra, en declaraciones muy recientes, apostaba porque ese viraje hacía la izquierda, les iba a hacer ganar las elecciones. No sabemos si lo conseguirá, pero lo que es seguro, es que dicha soflama beligerante y de matonismo callejero, más que a ganar unas elecciones a lo que les llevó, en su momento, fue a perder una guerra.
La clave de su nerviosismo es que son cada vez más conscientes, de que la calle la están perdiendo a marchas forzadas. Si la caída del muro de Berlín ya dejó patente en su momento que el "paraíso socialista" se encontraba en cueros y que todo el discurso y la praxis marxista, había fracasado estrepitosamente, toda esa conversión posterior hacia el postureo y sinrazón woke, no ha traído más que una legitimación e imposición del absurdo, millonariamente regada por los Soros, Gates y toda la morralla globalista. El objetivo final, en palabras de Gonzalo Rodríguez, es destruir la familia, la patria, la idea de Dios y la persona.
Pero la realidad es la que es, y eso es algo que a la izquierda woke le "jode", perdón por la expresión, hasta el tuétano. De la misma forma que el agua, tras una descomunal tormenta, busca su salida natural, arrasando con lo que se encuentra delante, lo mismo sucede cada vez que esta estupidez woke quiere presentar como legítimo e irrefutable cualquier deformación de la realidad y acaba estrellándose contra el orden natural. Es así de sencillo. Por ello el periodista y escritor Juan Manuel De Prada, defiende la tradición simplemente como la defensa de la realidad de las cosas, frente a un idealismo moderno que nos impregna.
Hoy en día, el aspecto clave que nos debe mover a quienes aspiramos a cambiar un orden establecido, que solo nos lleva al caos más absoluto o a una distopía cada vez menos ficticia, es saber entender, no solamente como es el mundo y la sociedad actual, sino lo que es más importante, atisbar a qué modelo de sociedad vamos y qué mundo tendremos.
En consecuencia, si el objetivo de esta izquierda que representan la Belarra, Montero, Iglesias y cía, como perros de presa del globalismo, es cargarse literalmente familia, patria, Dios y persona, es precisamente la defensa a ultranza de estos cuatro pilares, sobre los que se asentó nuestra civilización, la que debe guiar no solo nuestra acción, sino nuestra vida.
Es necesario formarse y organizarse para tan encomiable tarea, pero es también imprescindible, salir a la calle y pregonarlo a los cuatro vientos. Hay que decir alto y claro a los españoles, que quienes mueven los hilos de este carísimo e ineficaz sistema de partidos, no buscan más que empobrecernos, mientras nos distraen y malmeten con falsas dicotomías o disputas, como las tan manoseadas izquierdas y derechas.
Todo, absolutamente todo lo que legislan y sale de esta clase política corrupta manejada por otros, está perfectamente planificado y diseñado para que desde niño, seas adoctrinado en la escuela como un mero activista ignorante, para que no tengas un trabajo y un salario digno para formar tu propia familia, para que vivas en un cuchitril compartido, para que tu libertad esté amenazada por turbas tercermundistas que siguen entrando sin ningún tipo de control y cometiendo numerosas tropelías, para que pierdas por completo lo que son tus raíces, no dispongas de ninguna dimensión espiritual, cualquier sentimiento patriótico o de pertenencia. Para convertirte en un mero número, programado para consumir y obedecer, so pena de que la Belarra o el Pablenin del momento, puedan reventarte la cara, simplemente por el hecho de sentirte o expresarte diferente, de toda esta caterva de canallas.
José Luis Morales