Editorial 2 de abril de 2023
La mercantilización de la maternidad
Editorial 2 de abril de 2023
La mercantilización de la maternidad
Todos debemos ser muy conscientes que en esta lucha diaria contra las modas e imposiciones progre-globalistas el uso del lenguaje y lo emocional es fundamental. Ya decía Walter Lippman que "la opinión pública se consolida mediante la cristalización de concepciones estereotipadas dotadas de una considerable carga emocional" y eso es algo que podemos comprobar a diario.
Mucho se ha hablado esta semana del tema de la gestación subrogada así que trataremos también esta cuestión. Había comenzado unas líneas arriba el editorial hablando de la importancia del lenguaje y he aquí que tenemos el primer ejemplo de dicho uso interesado, porque por muy bien que suene el nombre, esto de la "gestación subrogada" no es más que, dicho con toda la objetividad posible, la mercantilización de la maternidad y la conversión del niño en un producto de mercado, ni más ni menos, algo que casa claramente con ese post - individuo o sujeto consumidor que es el que caracteriza a esta época inmersa en el globalismo, última de las siete figuras de la cultura europea como así las define el profesor de filosofía y escritor Pablo Huerga.
No obstante, resulta evidente la hipocresía una vez más de una gran parte del espectro político que crítica este último caso protagonizado por una asidua de la prensa rosa, mientras que por el contrario, ha hecho mutis por el foro cuando la subrogación, o compraventa del bebé la han protagonizado otros individuos con los que parece que confraternizan más.
Lo que no podemos caer es en el simplismo de derivar la cuestión a la consabida lucha entre izquierdas y derechas. Dejemos al margen fobias y simpatías politiqueras. Lo que es inmoral y está mal, es inmoral lo haga quien lo haga y es por ello, criticable y denunciable.
Es por esa razón que desde nuestra asociación nos manifestamos contrarios a la maternidad subrogada, porque en definitiva, de lo que se trata, dejando eufemismos aparte, es de comprar un niño, algo a lo que definía anteriormente como mercantilización de la maternidad. Si todo lo derivamos, incluida la vida humana, a lo que dicte la necesidad del mercado ¿Qué será entonces lo siguiente? ¿Que la persona que literalmente compra un niño podrá tener una meses de garantía y devolver la "compra" si no satisface las expectativas del comprador? ¡Seamos pues serios, que estamos hablando de niños y de madres!
No podemos tampoco, haciendo alusión a la cita de Lippman, dejarnos llevar por ese manejo magistral que hacen de lo emocional los medios, dividiéndonos en función de la cantidad de simpatizantes o detractores que arrastre cualquier personaje del famoseo, como está ocurriendo ahora. Tal y como decía un amigo en redes sociales, el hecho de que haya personas que han sido vapuleadas duramente por circunstancias de la vida, no las legítima moralmente a todo. ¿Quieres ser madre y no puedes biológicamente? Muy sencillo: adopta uno, que son muchos los que lo necesitan.
Por supuesto, es imposible entender la paradoja que supone la postura de la izquierda y del feminismo contrarios a esta mercantilización de la maternidad pero a la vez firmes defensores del aborto. Para eso, volvemos de nuevo a la importancia del lenguaje, recurren a un eufemismo patético como es el de la "interrupción" del embarazo. En realidad, no se interrumpe nada: literalmente se asesina a un ser humano vivo diferente de su madre.
Entendemos por eso, una vez ya conscientes de lo que supone esta subrogación, que la maternidad debe ser otra cosa. En ese sentido tanto en la cuestión de la gestación, como en la del aborto y también en la adopción, nuestra postura siempre ha de ser la de proteger al más débil, es decir, al niño.
Muchas veces hemos manifestado la necesidad de ser capaces de aunar bajo una misma bandera, la del soberanismo y la defensa de la dignidad de la persona, a todos aquellos que son víctimas del globalismo y de todos sus tentáculos que son cada vez más numerosos a la par que nocivos.
Por ello, creemos firmemente en que la defensa de España comienza por la defensa de los españoles, empezando por el derecho que tienen todos a nacer una vez concebidos, el derecho a tener una familia y un hogar donde crezca rodeado de amor y cariño y no en virtud de un contrato mercantil y ya puestos, donde tenga el derecho a recibir una educación de calidad y sin adoctrinamiento.
José Luis Morales