España en llamas
24 de Julio de 2022
24 de Julio de 2022
EDITORIAL
Como viene sucediendo cada verano, España arde por los cuatro costados. Muchos son los incendios que han asolado estos días Canarias, Zamora, Galicia y aquí en Aragón, el incendio que ha afectado gravemente a Moros, Ateca, Alhama de Aragón y otros pueblos de la comarca de Calatayud.
Decía muy acertadamente Jorge Vilches el pasado miércoles en "The Objective" que la respuesta progre, usada en este caso por el gobierno, es soltarnos el dogma del "cambio climático " a quien señalan en abstracto como el culpable de todos los males como si fuese algo concebido por ese "malévolo" franquismo al que recurren ad nauseam.
Quienes asumimos la defensa del término "patria" nos referimos, no solo a unas determinadas fronteras o tradiciones, sino también al conjunto de quienes son nuestros compatriotas y el territorio que ocupan. Esto significa que apostamos por la conservación del territorio y los diversos ecosistemas y naturaleza que alberga, al margen de que exista o no el llamado cambio climático, que tanto parece importar a los neo ecologistas de ciudad.
Lo que nos parece mucho más cuestionable, a tenor de los gigantescos cambios habidos en el planeta antes de que irrumpiera el homo sapiens, es que todo este cambio sea solo responsabilidad humana, que es la excusa que determinados chiringuitos necesitan para vivir de la subvención y para que los gobiernos nos sableen con nuevos impuestos"ecológicos".
Puestos a depurar responsabilidades en relación a los incendios, aquí es donde el sistema actual, vuelve a mostrarse, verano tras verano, año tras año, del todo inoperante. Es evidente que ante tales catástrofes, nada ayuda a combatirlas un estado autonómico con sus 17 leyes ambientales, sus 17 organismos diferentes para controlar el medio ambiente y los 17 responsables con cargo remunerado. En Aragón, es la ley 11/2014 de 4 de diciembre, de Prevención y Protección Ambiental, un largo texto cargado de una reglamentación que a la vista está, no parece tener mucho éxito.
Es preciso que de una vez por todas, el tema de los incendios forestales se aborde como un problema de corte nacional, que necesita una respuesta nacional y un único mando nacional. Se hace necesario para empezar, que el Estado recupere dichas competencias ya que la disparidad de administraciones no solo no ayuda a la resolución del problema, sino que lo empeora.
La magnitud de dichos incendios y la facilidad de propagación que tienen en los últimos años indica que si de algo no carecemos es precisamente de masa forestal. Esto significa que el abandono de determinados usos tradicionales, el despoblamiento de nuestros pueblos y en consecuencia un abandono o inexistencia de gestión forestal, propicia durante meses, una acumulación de vegetación que en determinados periodos de sequía y de prolongadas altas temperaturas, convierten dichos bosques en el combustible necesario para que cualquier chispa desencadene una tragedia.
Coincidimos en ese aspecto con quienes desde el conocimiento del medio, agricultores y ganaderos, apuestan por una ganadería extensiva principalmente ovina y caprina, cuya presencia contribuiría a evitar incendios, siendo permanentes vigilantes de dichos bosques. En ese sentido se ha manifestado la COAG y otras organizaciones de dicho sector.
Por el contrario, son los ecologistas más sectarios y profundos defensores del dogma del cambio climático, quienes encima pretenden terminar con lo que queda de ganadería, limitando el consumo de carne por las famosas emisiones de CO2. Florent Marcellén, eurodiputado de Equo, apostaba por reducir cinco veces el consumo de carne. Algunos ministros como Garzón ahondan en la misma línea. Paula Jarque, de Equo animales quiere impulsar dietas vegetarianas y veganas, pero eso sí, "velando por aquellos animales que forman parte de la cadena de alimentación humana". Lo dirá para evitar remordimientos, recordando aquel famoso sketch cuando Faemino acudía a la consulta del psiquiatra para confesar que el corderillo que rescataba del matadero, se lo acababa comiendo con los amigos.
En el colmo del despropósito, el descomunal incendio de Ateca y comarca, comenzaba por la chispa de una empresa que hacía labores de reforestación. Se da la circunstancia, tal y como publicaba Heraldo de Aragón, que dicha empresa, Land Life, una empresa holandesa, ecologista y forofa del globalismo, ya ocasionó en junio otro incendio que afectó esta vez a unas pocas hectáreas de terreno. Dicho de otra forma que la misma empresa que causa incendios, es luego la encargada de reforestar la zona quemada ¿Tiene esto algún sentido? No lo parece en absoluto.
No obstante, da toda la impresión que en dichas actuaciones, el gobierno de Aragón no tiene ni puñetera idea de cómo se reforesta, ni quién lo hace, ni cuándo, ni como. Es decir, que Land Life trabaja sin control alguno. ¿Pagarán al final dicha negligencia? Mucho nos tememos que no.
José Luis Morales