7 de septiembre de 2025
Sustitución demográfica
7 de septiembre de 2025
Sustitución demográfica
En todo aquello que se conoce como mundo patriota, que es bastante más heterogéneo de lo que la inmensa mayoría cree, es costumbre, desde tiempos muy remotos, emular a la famosa fábula de aquellas liebres que anteponían a su propia seguridad el debate de si quienes les perseguían eran galgos o podencos, y perderse en discusiones de todo tipo, la inmensa mayoría de las cuales, por no decir la totalidad, suelen no llevar a ningún sitio.
Precisemos también, que este mundo patriota, muy heterogéneo como digo, no es exactamente lo que la izquierda woke denomina "fachosfera", pues, o bien en el colmo de su maldad, de su ingenuidad o de una combinación de ambas, ellos consideran "facha" o "fascista" a todos aquel que no acepta a pies juntillas todos aquellos dogmas que dichos movimientos woke imponen, sin más.
En uno de esos vídeos que circulan por YouTube, escuchaba el otro día una conferencia de Ernest Milá donde indicaba que para llevar adelante una lucha política, era obligatorio entender el tiempo actual en el que se estaba viviendo. Parece algo obvio, pero no todos parecen tenerlo tan claro. Aquí me atrevo a añadir, además de a la lucha política, a la cultural.
Cuando hace ya más de diez años, un grupo de personas decidimos fundar la asociación TAS Raíces, éramos conscientes de la necesidad de una sigla, en territorio aragonés, que ajena por completo a la lucha partidista y de mero contenido político electoral, fuese capaz de aunar a personas que a pesar de militar en organizaciones políticas diferentes, coincidiéramos en una serie de valores y principios esenciales, destacando todo aquello que nos unía, a la vista del ritmo vertiginoso y peligroso que estaban tomando los tiempos.
Hoy, más de diez años después, hay cosas que han cambiado y el ritmo al que se precipita la sociedad occidental, es cada vez mayor y produce aún más vértigo. Así que ante determinados debates que entendemos estériles y recordando las palabras de Milá, conviene recordar que, en la actualidad, hay un problema que es prioritario acometer por encima de todos los demás: el proceso de sustitución demográfica de Europa.
Este fenómeno de sustitución poblacional, que también podemos denominarlo como de inmigración masiva, está inmerso o forma parte de esa lucha, mucho más amplia, que existe entre quienes defendemos la soberanía de las naciones y quienes intentan imponernos un gobierno mundial dirigido por determinadas élites económicas. Lo que comúnmente denominamos lucha entre soberanistas y globalistas.
Queramos verlo o no, el mayor reto al que nos enfrentamos ahora mismo los españoles, es a nuestra propia existencia. Por eso, es imperativo entender que dicha sustitución existe, que está diseñada por otros y lo más importante y terrible, que obedece a una intención de sustituirnos porque para sus objetivos, somos PRESCINDIBLES, con todo lo que ello conlleva. Y este reto en el que está en juego nada más y nada menos que la propia esencia e identidad de España, es, a día de hoy, común a franceses, portugueses, italianos, británicos, irlandeses, suecos, alemanes y un largo etcétera.
Las consecuencias que se extraen de esta sustitución demográfica, para cualquier nación amenazada, son también coincidentes: primera, y a largo plazo, la desaparición de las diferentes identidades europeas sustituidas por una masa de razas y culturas homogeneizadas a la fuerza, pero sin ningún tipo de raíces ni arraigo. Segunda, a corto plazo, la disponibilidad de una inmensa y continua mano de obra barata que abarate salarios y derechos, y tercera, también inmediata, un aumento desbordante de la criminalidad y la inseguridad en nuestras calles.
Por ello, es necesario que el debate no gire en la legalidad o la ilegalidad del fenómeno migratorio ni en el tipo o variante a "elegir" de sustitución, sino en la rotunda y notoria oposición a cualquier invasión o masificación migratoria. Dicho de otro modo, tener claro que todas las culturas ajenas a Europa, si llegan de manera masiva y en pocos años, siguen suponiendo el mismo problema o amenaza de sustitución, porque todas llevan implícito el triple objetivo: terminar con nuestra identidad y cultura, abaratar la mano de obra y aumentar la inseguridad
De esta forma se entiende mucho mejor, la criminalización que se hace de cualquier disidencia en este tema o las políticas que llevan décadas atacando nuestra natalidad y el modelo de familia tradicional.
Todo lo que podamos hacer, por pequeño que sea, para mantener con firmeza nuestra forma de ser, nuestra esencia, nuestra cultura o nuestras tradiciones, supondrá un beneficio para nuestra causa, incluyendo, por supuesto, la necesidad de formar familias, de tener hijos y educarlos en relación a los valores que engrandecieron nuestra civilización.
José Luis Morales