18 de mayo de 2025
El fracaso de la Constitución
18 de mayo de 2025
El fracaso de la Constitución
Si hay algo crucial en estos momentos tan confusos y difíciles, es saber interpretar la realidad tal y como es y no como nos la cuentan unos medios, en otros tiempos de comunicación, pero convertidos hoy en simples panfletos publicitarios de los discursos oficiales de turno.
En ese sentido, pocos términos pueden resultar más engañosos que todo lo referido a un "constitucionalismo", al que se pretende colocar como un muro de contención en lo que concierne a la defensa de la unidad de España, que es la de todos, pero que hace aguas por todos lados y que nunca está cuando se le necesita.
Javier Barraycoa, en "La Constitución incumplida" menciona la situación creada en torno a la Carta Magna, incidiendo en que precisamente el marco legal que brinda dicho texto, fue el encargado de ir disolviendo la estructura política que le había otorgado la legitimidad, una situación que Barraycoa califica acertadamente en el libro como "kafkiana".
A estas alturas de partidocracia podemos decir abiertamente que la Constitución diseñada en la Transición, no solo se convirtió en la semilla que terminó por finiquitar aquel régimen franquista, ya sin Franco, que se hizo el harakiri, sino que la ambigüedad y las prisas con la que se redactó y el desarrollo posterior de los acontecimientos, lo que precisamente está consiguiendo es que sea el mismo régimen del 78, quien acabe pereciendo, pues a medida que más tiempo pasa bajo la tutela de la Constitución, más se resquebraja la unidad de España y la supervivencia de la actual Monarquía Parlamentaria.
Cada acontecimiento que ocurre, tenga la gravedad que tenga, se acaba convirtiendo en algo caótico. Nada parece funcionar. Las Autonomías, uno de los mayores despropósitos del régimen, han resultado un fracaso. A poco que nos repartan unos cuantos menas más, ya podemos decir que somos auténticos Reinos de Taifas.
El desmadre de las diversas administraciones, gobierno central y autonómicos, han llegado a tal nivel de inoperancia, incompetencia y corrupción que causa vergüenza ajena leer cualquier noticia, por decirlo de manera suave.
El último esperpento que retrata a la perfección a este Régimen del 78, ha sido la visita de los Reyes de España al antiguo campo de concentración de Mauthausen, visita adornada por una foto de Felipe y Leticia, rodeados, en ese acto, por varias banderas republicanas.
Puntualicemos aquí que nuestra crítica, no va contra la Monarquía, sino contra la actual dinastía borbónica, empeñada por activa y por pasiva, en querer aparentar una cosa mientras le rinden pleitesía a otra bien distinta. También es cierto que los momentos más gloriosos de nuestra historia han ido de la mano de monarquías y que la experiencia de las dos repúblicas resultaron un monumental desastre. Eso es algo que tenemos también presente.
Si el lector se considera representado por un monarca que acude a un acto republicano a blanquear y lanzar loas a dicho bando, está en su derecho. Nosotros, desde luego, no nos vemos representados. Mención aparte, las palabras que pronunció. Que sea precisamente un Rey, Felipe VI, quien denomine públicamente al bando republicano, "luchadores por la libertad" cuando fueron precisamente ellos, los que echaron por las bravas a su bisabuelo, quienes asesinaron a cientos de personas solo por ser monárquicas y que si pudieran, echarían a éste también a puntapiés so pena de ser ajusticiado, es para hacérselo mirar. Quizá el Jefe de Estado debería tener menos preparación militar, pues es incapaz de dar una sola orden que no lleve el visto bueno del gobierno, y desarrollar mayores destrezas de comprensión lectora, pues un día de estos, acostumbrado a leer todo lo que le ponen delante, es capaz de terminar un acto gritando "Viva la República". No me extrañaría en absoluto.
Es la triste realidad de nuestra España. Navegamos sin rumbo, y lo peor, es que no sabemos hacia donde. Al frente de las instituciones hay gente que ante los problemas, por pequeños que estos sean, son incapaces de tomar las riendas y aportar soluciones, porque no tienen ni la preparación ni la experiencia que se les supone para poder tomarlas. Tenemos una nación cada vez más empobrecida, dirigida por una clase política negligente y corrupta hasta el tuétano y para colmo de males, imbuida de un espíritu buenista, estúpido y suicida, que hace que ni siquiera seamos capaces de controlar quien entra o quien sale, aunque lo hagan a base de machetazos.
Hemos terminado por llegar a un momento en el que, a pesar de la ingente cantidad de impuestos que pagamos, uno reza aunque solo sea para que no nos pille una gota fría, una nevada, una avería eléctrica o simplemente, poder tomarnos unas merecidas vacaciones sin que un tren nos deje en mitad de ningún sitio durante horas, mientras políticos y tertulianos se culpan mutuamente en los medios, eso sí, llevándose un dineral.
"Solo el pueblo salva al pueblo". Estas palabras, convertidas en lema hace unos meses en Valencia, debemos tenerlas más presentes que nunca, porque es la cruda realidad. De quien ostenta algún cargo de responsabilidad, no esperes nada, pues no está ahí por méritos propios, sino para servir a quien lo coloca. Nada moverá si no es su cargo el que está en peligro. A la clase dirigente, le importamos, con perdón, una auténtica y enorme mierda.
José Luis Morales