31 de agosto de 2025
Paremos la invasión
31 de agosto de 2025
Paremos la invasión
A estas alturas, todos aquellos que acostumbran a informarse por otras vías que no sean los telediarios y la corte de tertulianos que rondan los medios, habrán oído hablar de ella. Se llama Sophie, tiene 14 años y es escocesa.
Sophie se ha convertido en todo un referente. Su imagen, con un hacha y un cuchillo, defendiendo a su hermana de 12 años del acoso de un individuo de acento árabe, circula estos días por redes. Para colmo, lo que hace después la policía británica no es proteger a las niñas sino detener a Sophie, acusándola de posesión de armas. ¡Absolutamente repugnante!
Llegados a este punto y de entre todas las declaraciones que he leído, me quedo con una de José Javier Esparza donde dice que jamás nos hubiésemos imaginado que la imagen de la supervivencia de Europa iba a ser una niña armada. Una niña, me permito añadir, que simplemente toma la responsabilidad de proteger a su hermana, ante la falta de protección del gobierno británico allí, como el español aquí, gobiernos que lejos de garantizar nuestra seguridad, a lo que se dedican es a llenar nuestras calles de delincuentes , violadores y criminales, importándolos de fuera.
Y es que, conforme van pasando los días, la invasión no cesa, sino que va en aumento. Porque, hablemos una vez más lo suficientemente claro: estas oleadas migratorias de miles y miles de personas procedentes del tercer mundo no es sino una invasión cuyos principales objetivos son la obtención de lucro a costa del tráfico de seres humanos, la disposición permanente de una mano de obra barata que necesitan determinadas patronales para beneficiarse a costa de salarios bajos y, a nivel general, un proyecto diseñado de sustitución demográfica que termine por hacer cuajar en el viejo continente toda una masa desarraigada y sin raíces de ningún tipo.
Si tenemos esto claro, ya hemos avanzado bastante. Ahora lo importante es entender lo que pasa con este fenómeno y situarlo en su verdadero contexto, destapando y desarmando todo ese relato rotundamente falso que los gobiernos, partidos, medios de comunicación y organizaciones globalistas vierten a diario. En relación a toda esa morralla informativa, conviene realizar ciertas puntualizaciones.
1° A pesar de los rimbombantes nombres de estas embarcaciones como el Open Arms, no se tratan en absoluto de embarcaciones de rescate. Si así fuera, llevarían a los rescatados a los puertos seguros más cercanos. Lo que hacen es muy diferente: colaborar con las mafias que se nutren de la inmigración para terminar de completar los viajes, asegurando su llegada a territorio europeo.
2° No se trata, en modo alguno, del reparto de menores. Evidentemente los medios muestran imágenes de niños por televisión con el único fin de ablandar posturas y remover conciencias, pero la mayoría, cuando llegan, parecen más equipos de la NBA que niños desvalidos. En este punto, conviene de nuevo insistir que los menores, todos, sean africanos, europeos o de donde sean, con quienes tienen que estar es con SUS familias.
3° A diferencia de los refugiados procedentes de Ucrania llegados en estos años, la inmensa mayoría de inmigración tercermundista no vienen de ninguna guerra o conflicto. A veces incluso parece que a lo que vienen es a crearlo. No olvidemos que un porcentaje altísimo procede de un Marruecos que no se encuentra en medio de ningún conflicto bélico.
4° Resulta obvio que una inmensa mayoría no se aclimata ni tiene intención alguna de hacerlo, máxime cuando proceden de países o culturas donde la vida vale muy poco. También conviene insistir que el problema no radica en la legalidad o no de su llegada, sino del número, que es lo que provoca el choque cultural con los autóctonos.
5° El principal argumento que esgrimen los pro-inmigracionistas es que, dada nuestra escasa natalidad, la llegada de millones de extra europeos garantiza nuestras pensiones. Nada más lejos de la realidad. La prueba es que conforme España va acogiendo más inmigración, la caja de las pensiones no solo no aumenta, sino que mengua. De hecho, el gobierno alemán, que nos lleva años de adelanto recibiendo inmigración extra europea, ha anunciado que a partir de 2026, los niños entre los seis y los dieciocho años, recibirán mensualmente 10 euros para crear una cuenta de ahorro que vaya destinada a sus futuras pensiones. Ya comienzan a verle las orejas al lobo.
Habrá que ver qué ocurre cuando el dinero público termine, no se puedan garantizar pensiones ni sueldos y todos aquellos que viven de las pagas se queden sin el sustento gratis que les ofrecen gobiernos de irresponsables que, por otra parte, son los mismos políticos que por culpa de sus políticas woke, han dinamitado nuestra natalidad.
José Luis Morales