3 de agosto de 2025
Falsedad oficial
3 de agosto de 2025
Falsedad oficial
Si hay algo común en todos aquellos que mantienen a pies juntillas el discurso buenista y oficial, sobre todo en lo que respecta a cómo nos afecta la inmigración descontrolada, es que todos pertenecen a familias o profesiones acomodadas que viven su vida lejos de los barrios multiculturales.
El último en sumarse a esto ha sido el jugador del Athletic de Bilbao, Iñaki Williams quien manifestó que, ante el auge de la ultraderecha, él contribuiría a tirar barreras y a cerrar bocas. Típica respuesta de paleoprogre, viniendo de alguien que presume de sus orígenes humildes, pero que tiende a olvidar que a día de hoy, cuando pronuncia esas palabras, forma parte de una escasa casta de privilegiados, que gracias al dinero que genera el fútbol, obtiene unos ingresos inalcanzables para la inmensa mayoría que madrugamos para ir a trabajar.
Con todo, si Iñaki quiere derribar barreras contra el racismo, podría comenzar por algo sencillo, como es la barrera que su club, el Athletic de Bilbao, impone a todos aquellos futbolistas que ellos no consideran vascos, a quienes se le sigue denegando formar parte del club.
Después, entre entrenamiento y entrenamiento, podría leer algo sobre la barrera que el independentismo vasco impuso a los no separatistas, asesinando a decenas de ellos, provocando el éxodo de miles de vascos y arrasando literalmente candidaturas no separatistas a tiros y bombazos, varias de cuyas víctimas eran seguidores del club vizcaíno que jamás guardó un solo minuto de silencio por ninguno de estos asesinatos.
Es de suponer que tanto Iñaki como su hermano Nico, por muy humildes que fueran sus orígenes, no viven precisamente en los barrios obreros donde los autóctonos sufren la compañía de todos estos seres de luz que provenientes de África, no hacen nada por integrarse en la cultura del país que los acoge, por decirlo de una manera fina, así que puestos a callar bocas, no son precisamente los más indicados para hablar.
Quizá, en el colmo del cinismo, más que preocuparse por el auge de la ultraderecha, deberían centrarse en la demanda que se ha presentado contra ellos en un juzgado navarro, acusados de una presunta estafa con un coche de lujo.
Por lo demás, cada semana sigue, por desgracia, mostrándonos noticias que, aunque silenciadas por los medios oficiales, nos ofrecen un panorama cada vez más sombrío y que cuadra a la perfección con ese relato absolutamente veraz que dice que el creciente y galopante aumento de la criminalidad guarda una relación directamente proporcional con esta invasión migratoria tercermundista.
Heraldo de Aragón informaba ayer de la violenta agresión y robo a dos personas en el zaragozano barrio de Santa Isabel por una turba formada por una veintena de personas, varios de ellos menores, de origen magrebí. También otro joven resultó apuñalado en el barrio de Delicias, el más populoso de Zaragoza, pero inmerso en decenas de delitos desde que terminó convirtiéndose en un gueto multicultural. Eso por no citar el barrio del Gancho, cuyos vecinos llevan años hartos de vivir rodeados de inseguridad.
No deja de ser curioso que si uno pregunta en Google información sobre las razones por las que no se procede a la expulsión de determinados delincuentes extranjeros, muchísimos de ellos multirreincidentes, una de las respuestas incide en la "necesidad de respetar los derechos humanos y las garantías procesales". Por supuesto, se refiere a los derechos humanos del delincuente, del violador, del pandillero o del atracador. A los derechos humanos de las víctimas, por supuesto que no. No cuentan en esa sinrazón del discurso buenista y woke.
En fin, cada vez hay más gente que a pesar de las palabras de los Williams, de los tertulianos del sistema o de todos los progres de salón de zona acomodada, va abriendo los ojos a la realidad, comprobando que este cuento multicultural del melting pot, no es más que la enésima falsedad, que se nos está imponiendo a los españoles por la vía rápida mientras tapan la boca de todo aquel que no se somete.
Por ello es fundamental que los españoles nos unamos frente a toda esta barbarie, defendiendo nuestras familias, nuestra cultura, nuestra forma de ser y nuestras raíces, conscientes de aquellas palabras de Ramiro Ledesma, hace prácticamente un siglo, pero de rabiosa actualidad, cuando decía que solo los ricos podían permitirse el lujo de no tener una patria.
José Luis Morales