3 de diciembre de 2023
En defensa de la Enseñanza Pública
3 de diciembre de 2023
En defensa de la Enseñanza Pública
Decía el filósofo y escritor británico Roger Scruton, gran defensor del tradicionalismo, que "las sociedades perduran solo cuando están dedicadas a las futuras generaciones", algo que a la vista de la caótica situación actual, resulta una completa evidencia.
Como en nuestra asociación nos gusta insistir en la necesidad de hacer un diagnóstico certero de lo que sucede para así poder determinar mejor a qué nos enfrentamos y lo que es más importante, cómo poder solucionar un problema, aprovecharemos el editorial de esta semana para dar un pequeño repaso a nuestro sistema educativo, aunque muy a grandes rasgos.
No obstante, antes de entrar en materia, mencionaré una anécdota, que a pesar de parecer la mar de inocente, nos ofrece una perspectiva bastante interesante sobre lo que ocurre en nuestras aulas y en consecuencia con nuestros hijos. La Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre o Lomloe, es la ley que se está aplicando en las aulas, pero se da la "paradoja" de que tanto la ministra de educación que la firmó, Isabel Celaá, como la actual ministra de educación, Pilar Alegría, ambas por supuesto "socia-listas", han llevado a sus hijos a colegios privados. Y es que una cosa es predicar y otra muy diferente dar trigo, máxime cuando nos referimos a la doble, triple o cuádruple moral socialista.
Pero concretemos algo más, sobre lo que está pasando con esta nueva ley y sus neologismos, que en realidad, no supone más que más de lo mismo, pero con diferente nombre. Algunos artículos leídos recientemente nos aportan luz y claridad: en las XI Jornadas de Secundaria, una profesora, Laura Rodríguez Montecino, manifestaba que el modelo curricular basado en competencias había resultado un fracaso, porque el saber mismo debería ser la competencia. En unas declaraciones sin tapujos pero certeras, abogaba por un currículo concreto, específico, claro, basado en saberes y contenidos científicos y humanísticos, con unos criterios de evaluación nítidos. Exactamente lo contrario que el actual caos en los colegios y demás centros de enseñanza, donde el profesorado anda confuso y liado, tratando de interpretar como aplicar la nueva ley con sus nuevos conceptos, que son en definitiva, las enésimas ocurrencias llegadas al sector desde un pedagogismo que está resultando nefasto.
Una de las principales ocurrencias de la nueva ley es hacer girar la práctica docente en unas supuestas "situaciones de aprendizaje" Recientemente otro profesor, Jordi Martí, consideraba estas situaciones de aprendizaje como una "monumental tomadura de pelo". ¿Y todo lo anterior? ¡A la basura! ¿Y los años de experiencia del profesorado? ¡A la hoguera, con ellos! ¿Y el material que tantos años nos ha costado diseñar? ¡Al contenedor adecuado!
Son decenas los aspectos en los que tendríamos que centrarnos con el fin de transformar el desbarajuste educativo, pero fundamentalmente me centraré en cuatro de ellos que a día de hoy, son los puntos más importantes sobre los que giran todos los demás y la clave para entender un modelo educativo que en España lleva décadas fracasando:
1° La continua bajada del nivel. La escuela actual no cumple la misión para la cual nació. Alberto Royo en "Contra la nueva educación" aboga por la "defensa de un modelo de instrucción público serio, ilustrado, basado en el conocimiento y la exigencia, que ejerza de palanca de mejora social de las personas". La escuela actual, por el contrario, ha terminado por convertirse en una monumental guardería pública donde cada vez se enseña menos y más tarde, permitiendo a una parte del profesorado un desprecio hacia los conocimientos que debería sonrojar, sustituido por la pleitesía hacia la felicidad en el sentido más infantiloide posible o lo emocional. Evidentemente, la rebaja en el nivel solo puede favorecer a las clases y familias más pudientes que pueden permitirse el importante desembolso que exijan las escuelas privadas más elitistas como las que acogen a los hijos de las ministras. Para todos los demás, igualdad, sí, pero por lo bajo, no sea que el más ignorante de los alumnos o sencillamente el más vago, pueda sentirse discriminado.
2° La falta de disciplina, palabra que produce urticaria a todo paleo-progre que se precie. Consecuentemente a esta falta de disciplina, cualquier niño por pequeño que sea, puede interrumpir cuando quiera al profesor de turno. El profesorado que tiene la mala suerte de contar en sus aulas con alumnos disruptivos, verá su tarea limitada hasta la extenuación, sin apenas instrumentos o herramientas útiles para imponer el respeto en el aula.
3° Un adoctrinamiento implacable. El espíritu crítico hace años que desapareció de la enseñanza. Colegios, institutos y universidades hoy en día no son más que grandes centros donde se adoctrina sin ningún tipo de misericordia. Aspectos como la memoria histórica, la sexualidad lgtb o mucho más acentuada, si cabe, la ideología de género o la imposición del alarmismo climático, son obligatorios en todas las etapas. De hecho, la misma imposición de los siniestros objetivos de la Agenda 2030 es un hecho que ni se molestan ya en esconder.
4° El excesivo culto que se le rinde a la novedad, contemplada como un dogma.Todo lo que tenga la vitola de novedoso se da automáticamente por bueno, sin esperar a valorar su utilidad, mientras se desecha todo lo tradicional por el mero hecho de ser tradicional o considerarse antiguo. Vuelvo a citar a Alberto Royo cuando dice, haciendo gala del sentido común más obvio, que "hay que oponerse a la novedad cuando es dañina y defender la tradición, cuando es valiosa". No tendría que ser tan difícil de entender.
Lo más preocupante del asunto es la nula respuesta de un sector, el docente, incapaz de salir a la calle a protestar ante tanta imposición absurda, cuando quien dicta las leyes es la izquierda. Es el único sector donde cualquier charlatán te dice cómo hacer tu trabajo tirando por tierra lo que haces y encima, sentirse feliz con el vapuleo, como quien descubre la belleza de un amanecer por primera vez.
En definitiva, estamos convencidos de que la enseñanza es la primera de las trincheras donde nos debemos batir contra la tiranía globalista, que usando la Agenda 2030 como ariete, solo busca conseguir que las aulas forjen interminables oleadas de nuevos activistas, mientras se les roba el conocimiento y la cultura con el fin de poder seguir siendo manejados a su antojo como si de borregos se tratase.
José Luis Morales