8 de junio de 2025
El problema es la Constitución
8 de junio de 2025
El problema es la Constitución
Es de suponer que todas aquellas organizaciones, periodistas o políticos que se definen como "constitucionalistas" quizá hayan necesitado de algún calmante una vez que el Tribunal Constitucional se ha pronunciado a favor de la Amnistía a los golpistas catalanes, para gusto y deleite del gobierno.
Es cierto que dicho pronunciamiento es un despropósito, pero a nosotros, estas declaraciones del TC, no nos sorprenden en absoluto, pues siempre hemos apoyado la afirmación de que ante los problemas que afectan a España, la Constitución nunca ha sido la solución, sino básicamente el problema o una parte importante del mismo.
Ser constitucionalista es, se quiera ver o no, defender una Carta Magna que, entre otras ambigüedades, habla de "nacionalidades", que es uno de tantos goles por la escuadra que el separatismo, ya en la Transición, logro colarnos como un caballo de Troya que desde el primer momento permitiese, a gobiernos como el vasco y el catalán, comportarse no como una pieza más del engranaje de una nación con siglos de historia, sino como una especie de naciones separadas que mirasen solo por sí mismos y cuyo objetivo final era la partición y consiguiente destrucción de España, como así está resultando.
Ser constitucionalista es además, defender un Estado de las Autonomías que ha resultado ser un desastre monumental, un despilfarro grandioso, una agencia de colocación para la clase política y un desbarajuste de competencias y responsabilidades que, sumado a la cantidad de inútiles que copan los cargos, ha desembocado en situaciones como la reciente tragedia en Valencia, donde miles y miles de ciudadanos quedaron literalmente desamparados por unas administraciones: la local, la autonómica y la estatal, que ni siquiera hicieron acto de presencia en los primeros días del desastre, mientras miles de ciudadanos anónimos arrimaban el hombro de la forma que fuese, sabedores de que, cuando llegan los verdaderos problemas, solo el pueblo salva el pueblo.
La cuestión de fondo es que si queremos vislumbrar soluciones a los problemas que aquejan a España, difícilmente daremos con la cura si el diagnóstico que hacemos no es el acertado. Es evidente que un gobierno como el de Sánchez está tan hundido en la corrupción, el nepotismo, la inoperancia y el chantaje separatista que hace obligatoria su salida del gobierno como sea. Pero, insistimos, esto no es un problema en torno a una persona, lo que algunos denominan "sanchismo" sino un problema de raíces más profundas, que están dañando por completo a la nación y que tienen como origen un régimen, el parlamentario del 78, que hace aguas por todas partes, dando muestras de una manifiesta negligencia ante los graves problemas y una total dejadez ante las sucesivas hojas de ruta del separatismo, en el interior, y de las imposiciones globalistas, en el exterior, que han hecho trizas nuestra antigua soberanía.
Lo malo es que todo lo que parece esperanzador, pero dentro del régimen, no es más que un espejismo o el típico postureo de cara a la galería. Por ese motivo la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que es mucho más lista que el "percebe" que tiene en su partido como presidente, abandonaba la Conferencia de Presidentes cuando el lehendakari Pradales hablaba en euskera. Por cierto, ese mismo euskera que no utiliza en sus mítines, allá en las Vascongadas, a sabiendas de que la mayoría de sus votantes, no le entienden una palabra.
En cuanto al hecho en sí del uso de las otras lenguas en dicha reunión, lo expresaba muy bien Jorge García-Contell, cuando escribía que las lenguas eran herramientas de comunicación, no armas arrojadizas y que las personas sensatas, cuando tienen que comunicarse y tienen una lengua COMÚN, no dudan en usarla. No podemos estar más de acuerdo, ya que las palabras de García-Contell, como acostumbra, son de lo más razonables.
Hablar en un idioma, por muy respetable que sea, en un ámbito donde hay quien no lo entiende, a sabiendas de que todos los asistentes conocen otro, es de ser lisa y llanamente, un maleducado.
Lo demás, no son más que ganas de enredar e imposiciones que el separatismo lleva haciendo, no solo a Sánchez sino al régimen, porque siempre se lo ha permitido. Por eso Ayuso hace públicamente ese gesto, a sabiendas de que, aunque en realidad sea más progre que Feijoo y defienda las mismas políticas globalistas que la izquierda, ese postureo tendente a plantar cara públicamente al separatismo y a la izquierda que la ataca por activa y por pasiva, le dan los votos que necesita para seguir gobernando, pero por supuesto, bajo la cobertura de las siglas de un PP, que siempre que ha tenido el poder, ha concedido a los Pujol o Arzallus de turno, todo lo que han querido para seguir desligándose de España a cambio de apoyo presupuestario. No hay más que recurrir a la hemeroteca.
Lo grave es que, en lo que respecta a otros problemas, la Constitución se comporta de la misma manera. El creciente y galopante aumento de la delincuencia y de la criminalidad, tiene como principal aliado al artículo 25 de la Constitución que expresa que las penas deben estar orientadas a la reinserción, lo cual constituye la coartada perfecta que nos impide castigar sin contemplaciones y de manera ejemplar a quien usa la violencia de manera indiscriminada, como la escoria que esta misma semana agredió violentamente a machetazos a un menor de edad a mediodía, en pleno campus universitario de Zaragoza.
Así que mientras no modifiquemos dicho artículo y lo sustituyamos por otro que, por ejemplo, incida en que el primer objetivo de las penas debe ser la PROTECCIÓN de las personas honradas, aplicando a cada delito un castigo lo suficientemente contundente para "concienciar" a quien lo comete de que repetirlo no es lo más sensato y disuada al resto de cometerlo, seguiremos viendo como todos aquellos que están aterrorizando a nuestros hijos o a nuestros padres, en cada vez más ciudades y barrios, entren por una puerta y salgan a continuación por otra, por culpa de un derecho a la reinserción mal entendido y peor plasmado en una Constitución que se ha convertido en un verdadero problema también en un asunto tan grave como este.
José Luis Morales