24 agosto 2025
Sociedad polarizada
24 agosto 2025
Sociedad polarizada
Hace un par de días y a nivel estrictamente personal, manifestaba una vez más el hartazgo frente a la rotunda bipolarización española.
Hartazgo hacia esa triste división entre izquierdas y derechas que ya tendríamos que haber superado hace décadas y que cada vez resulta más absurda a tenor de que representan dos caras de una misma moneda, plegadas a la tiranía globalista que es el verdadero enemigo de nuestra soberanía y de nuestras libertades.
Hartazgo de ese espectáculo que protagonizan día tras día, los forofos de determinados partidos, incapaces de indignarse con las corruptelas propias, pero repitiendo como loritos las consignas del partido dirigidas a ese supuesto adversario.
Hartazgo ante esa manía que se tiene en España de formar dos bandos ante cualquier sandez con el fin de tenernos siempre enfrentados y distraídos de lo que realmente es importante y nos afecta.
Hartazgo, por supuesto, de este sainete entre administraciones y partidos cada vez que ocurre una desgracia, donde se señala tan a la ligera la culpa o la responsabilidad del oponente político mientras se olvida la propia.
Hartazgo sobre la manía que tiene el sistema de etiquetarte cada vez que asomas la cabeza para manifestar una opinión o hartazgo, cada vez que defiendes una causa, de que automáticamente se te crucifique porque olvidas todas las demás.
En España no existe un lugar para el debate serio y sosegado. Da igual que presentes decenas de pruebas en las que fundamentar una opinión. Sobre determinados aspectos, como el aborto, ni siquiera se permite. De hecho, tus oponentes ni siquiera se molestan en leer tus opiniones. Si además dicha opinión rompe con el discurso oficial que se trata de imponer, tu criminalización es inmediata.
En ese sentido no hay más que ver el tratamiento que se le está dando al asunto de los incendios forestales, donde el desastre de este verano, como era de esperar, no conllevará un cambio de políticas que permitan la limpieza de matojo y de vegetación sobrante en los bosques, la elevación de penas a quienes prenden el bosque de manera intencionada, que son la mayoría de los casos o la investigación de las causas de la proliferación de decenas de incendios en determinadas zonas, mientras en otras, en condiciones similares no se dan con tanta frecuencia o virulencia. No. Lo que ocurrirá precisamente será lo contrario: mayor adoctrinamiento sobre el llamado cambio climático, mayores sanciones a agricultores y ganaderos, mayores impuestos en pos de la ecología y mayor persecución pública hacia todo aquel que ose contradecir el dogma de la apocalipsis climática. ¿Qué nos apostamos a que penalmente, al final solo acaba imputado algún alcalde como cabeza de turco?
Por cierto que, sobre las causas que puedan estar detrás de tanto incendio, resulta bastante sospechoso que no se indague más a fondo. Es muy interesante, a la vez que curioso, buscar información, anterior al verano, sobre Portugal y determinadas zonas de España en relación con la posible explotación de las denominadas tierras raras que se ubican en el subsuelo de dichas zonas. No hay más que preguntar a la IA para que te diga que los minerales de dichas tierras son cruciales para la energía renovable, sobre todo para la fabricación de imanes permanentes para las turbinas eólicas o para los motores de los coches eléctricos. Y como diría Mayra en aquel popular concurso: "hasta aquí puedo leer". Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Pero volvamos al tema de esta eterna división. Tampoco, por desgracia, es algo que venga de los tiempos presentes. Ya en los años 30, José Antonio Primo de Rivera nos advertía, y esa fue la base sobre la que se asentó su doctrina, de la desgracia que resultaba para los españoles esas divisiones que nos apartaban de nuestra esencia: las que resultaban del separatismo de determinadas regiones, las derivadas del conflicto entre clases y las motivadas por los partidos políticos.
Casi un siglo después, es más que evidente, ante el cúmulo de acontecimientos y de desgracias, que el régimen actual, diseñado desde el exterior en el tardofranquismo, refrendado ingenuamente en la Constitución por un pueblo al que la prensa del régimen ya se encargaba de orientar y al que finalmente Zapatero dio una vuelta más de tuerca, imponiendo de nuevo el guerracivilismo, hace aguas por todas partes.
Cada día que pasa, resulta más evidente cerciorarse de que la organización en Autonomías solo ha traído problemas lingüísticos antes inexistentes, colocaciones masivas de afectos al partido que gobierna, un gasto monumental de dinero público, el relanzamiento de proyectos de corte separatista y un cúmulo de desorganización que mezclada con la manifiesta inutilidad de tanto cargo y de las luchas partidistas, han desembocado en el desastre que hemos visto tanto con la gota fría como con los incendios. ¿Cuándo se abrirá el debate sobre lo conveniente o no de mantener estos costosos reinos de Taifas que a la postre, no son solución sino parte del problema?
José Luis Morales