27 de abril de 2025
Buenismo destructor
27 de abril de 2025
Buenismo destructor
El pasado 21 de abril falleció el Papa Francisco, de forma algo inesperada aunque a sabiendas de su delicado estado de salud. El editorial de hoy no tiene la intención de someter a su papado a ningún análisis. No me meteré en semejantes berenjenales y tal y como dijo, entre otros, el Obispo Strickland, lo que hacemos es encomendar su alma a la misericordia de Dios Todopoderoso.
Lo que sí resulta, digámoslo al menos, curioso, es la cantidad de alabanzas que ha recibido el ya difunto Papa precisamente de todos aquellos medios, políticos o partidos, que la mayoría de las veces, hacen gala de un anticlericalismo furibundo, o como el mismísimo gobierno español, que se reivindica como sucesor de aquel otro, el de la Segunda Republica, que se caracterizó por una brutal persecución hacia la Iglesia Católica, jalonando dicha persecución de auténticas y atroces salvajadas, varias de las cuales harían santiguarse a Tarantino.
Veremos qué ocurre con quien le suceda como Papa y cómo asume los muchísimos retos a los que habrá que enfrentarse. Lo cierto es que, justo desde que se anunciase la muerte del Papa Francisco y comenzase ese martilleo mediático tendente a apostar por un sucesor aperturista y progresista frente a otro conservador, recordaba las sabias palabras de San Pío X, cuando advertía, de manera literal, que "cuando hayan modernizado la Iglesia, los que estaban adentro se habrán ido y los que están afuera no habrán entrado". Conviene tenerlo presente.
También, y casi de manera inmediata, me venían a la cabeza aquellas palabras de Julius Evola donde abogaba por ser radical, tener principios, ser absoluto y ser aquel al que el burgués llama extremista, que parece haber sido escrito en la actualidad.
Con la cita de Evola conviene precisar, en esta España cuya ministra de Educación es semianalfabeta y donde las lagunas en comprensión lectora son más amplias que las de Gallocanta, que ser radical o extremista no significa armarte y emprenderla a cuchilladas contra el prójimo, como han tomado otros por costumbre, sino precisamente la de tener claros unos principios que son innegociables frente a las actuales modas, como todas, pasajeras y frente a esta sociedad relativista hasta el tuétano en lo importante, pero tiránica en demasía a la hora de imponer unos dogmas, carentes de veracidad como son, a modo de ejemplo, el timo climático o la superioridad moral de la izquierda.
Cada vez estoy más convencido de que Europa no será destruida ni por un meteorito, ni por una guerra nuclear, ni por una invasión extraterrestre, ni por otro experimento vírico y su correspondiente "vacuna", ni por el integrismo islámico. Europa será y está siendo destruida, principalmente por el buenismo y ese fervor enfermizo que profesa hacia el relativismo.
Nos cuesta, a nivel general, un auténtico horror ver las cosas tal cual son y eso, por desgracia, nos condena a todos. Por eso las palabras de Evola son tan necesarias frente a ese buenismo que es capaz de dar por bueno todo lo ajeno, mientras se avergüenza de su fé, cultura e historia ¿Verdad que esto nos suena a todos?
¡Ay, el buenismo! Buenismo como el del socialista Víctor Sáez, concejal de derechos LGTBI, agredido en un Kebab en la localidad murciana de Lorquí, por una turba mora pero sin morigeración alguna, que comprobó in situ que a lo mejor esa idea defendida por él y su partido, entre otros, de llenar de manera inmisericorde nuestras calles, pueblos y barrios de personas procedentes de territorios donde la vida no vale nada e incapaces de convivir con todo aquello que no sea de su agrado, no es en realidad tan buena idea.
Un buenismo que, no se exige a países como la India, que tras un salvaje atentado islamista en Cachemira con 28 turistas asesinados a sangre fría, cierra la frontera de inmediato con Pakistán, a quien considera país responsable, expulsando a sus ciudadanos sin ningún tipo de miramiento. Curiosamente, ningún medio de comunicación oficial les ha echado en cara una medida que aquí calificaría de xenófoba.
En fin, no conviene alargarnos innecesariamente. Estaremos atentos a lo que acontece. Como mantiene Etsuo Tirado, en el prólogo de "España, de reserva espiritual a albañal de Europa" de nuestro apreciado Amadeo Valladares, "la historia la hacen, todos los días, los que aun siendo conscientes de sus defectos y limitaciones, se obstinan en cumplir con su deber y se atreven a hacer lo necesario para defender lo más valioso, aunque parezca imposible o por lo menos, superior a sus fuerzas"
José Luis Morales.